Buscaba mi alma con afán tu alma. Buscaba yo la dama que mi frente tocara con su labio dulcemente en el febril insomnio del amor.
Buscaba la mujer pálida y bella que en sueño me visita desde niño, para partir con ella mi cariño, para partir con ella mi dolor.
Como en la sacra soledad del templo, yo presentí en el mundo tu existencia, y, sin conocerte, sin verte, te adoré.
Y demandando sin cesar al cielo la dulce compañera de mi suerte, muy lejos yo de ti, en la ara de mi amor te levanté.
No preguntaba ni sabía tu nombre ¿en dónde iba a encontrarte? lo ignoraba; pero tu imagen dentro del alma estaba,
más bien presentimiento que ilusión.
Y apenas te miré… tú eras ángel, compañera ideal de mi desvelo, la casta virgen de mirar de cielo y de la frente pálida de amor.
Y a la primera vez que nuestros ojos sus miradas magnéticas cruzaron, sin buscarse, las manos se encontraron y nos dijimos
«te amo», sin hablar..
Un sonrojo purísimo en tu frente, algo de palidez sobre la mía y una sonrisa que hasta el Paraíso subía…
así nos comprendimos… nada más.
¡Amémonos, mi bien!
En este mundo donde lágrimas tantas se derraman, las que vierten quizá los que se aman,
tienen yo no sé qué de bendición.
Dos corazones en dichoso vuelo;
¡Amémonos, mi bien!
Tiendan sus alas, amar es ver el entreabierto cielo y levantar el alma.
Amar es empapar el pensamiento en la fragancia del Edén perdido;
amar es… amar es llevar herido con un dardo celeste el corazón.
Es tocar los dinteles de la gloria, es ver tus ojos, escuchar tu acento, en el alma sentir el firmamento
y morir a tus pies de adoración…
Lliçà d’Amunt, Gallecs, Barcelona, Catalunia