Sin duda este ha sido el mayor reto que me he topado desde que me
dedico profesionalmente a la fotografía.
Es la primera vez que hago unas fotos a amigos que se casan..
Es extraño ponernos serios y a trabajar en estos casos porque el cachondeo
por ambas partes viene asegurado…
Por lo que al final, lo que decidí fue no hacerles una sesión preboda y no planificar nada.
Simplemente, nos fuimos a pasar el día al monte tras la resaca de la boda anterior y sin dormir.
Así fue lo que hice; sólamente robar ciertos momentos que iban transcurriendo
durante el día y algún cambio de ropa.
Experimentar una aventura por las cumbres paralelas al Morredero en 4×4 y llenarnos hasta arriba de polvo.
Una comilona en plan «yankie» con cocacola incluida.
Una experiencia escatológica con nuestra mascota Luna,
unas risas que siempre están presentes.
Unas vistas extraordinarias, un día de relax y calor
y por supuesto: mucha cercanía.
De nuevo vuelvo a sentir admiración con este tipo de parejas..
casi 13 años juntos y tal cuál fuese el primer día…
Lo mejor de todo esto: disfrutar una vez más como siempre de su gran compañía.
Grandes amigos y mejores personas, con un corazón inmenso que se les sale del pecho.
Así me lo llevan demostrando durante 10 años y cada día lo veo aún más.
Gracias porque ni el tiempo ni la distancia han roto todo esto.
No podemos más que darte las gracias, por ser una fotógrafa fantástica, pero sobre todo por ser una amiga extraordinaria!!!