Porque el Amor no entiende de edades, distancias, de momentos, de tiempos..
David y Nerea se conocen desde muy pequeñitos, cuando tenían 11 años y como Nere dice;
«llevabamos a David al cine porque era el primo de mi amiga».
Allí surgió la amistad y posteriormente el Amor..
Pasó el tiempo y aunque de lugares distintos, poco a poco siguieron disfrutando de la vida conjuntamente.
Se veían y compartían. Unas veces aquí unas veces allá.
Les encantaba jugar y divertirse como jóvenes que eran.
Sobre todo corretear y atravesar los campos…
A David siempre le ha encantado su pueblo y en varias ocasiones, orgulloso, se lo enseñaba a Nerea.
«San Esteban de Nogales».
Un día le llevó a la bodega de sus abuelos.
Estaba fría y olía a vino. Era como un túnel y estaba oscura,
así que David y Nerea se pusieron a jugar con sus siluetas en la penumbra…
También se divertían yendo al río a refrescarse en las tardes calurosas de verano.
David siempre intentaba salpicar a Nerea porque decía que el agua estaba demasiado fría..
Ese mismo día, después de calzarse, David llevó a Nerea a enseñar el curioso Puente de San Jorge que tiene su pueblo.
Un puente que lo reconstruyen sus habitantes cuando las riadas lo tiran, para poder
acceder a la ermita del mismo nombre en el día de la romería.
Pero llegó un triste momento…
después de tanto cariño y tanto amor entre ellos…
cada uno debía de tomar un camino y…
tuvieron que distanciarse…
Nerea como ingeniera, trabajaba instalando aerogeneradores en todas las partes de España.
Pero David no aguantaba tanta lejanía y siempre que podía iba a visitarla de sorpresa, estuviera donde fuera…
Además siempre escogia para sorprenderla esconderse detrás del molino número 10, por alusión al apellido de Nerea..
El tiempo transcurría y cada uno se echaba al otro demasiado de menos..
Tantas cosas vividas conjuntamente.. no podían continuar sus días distanciados.
Y como todo en la vida: después de la tormenta siempre aparece el sol.
Incluso a veces brilla tanto que se pueden apreciar todos los colores del arco iris.
Después de las tristezas y las distancias, llegan las alegrías y los reencuentros.
Nerea cedió a su actual situación de lejanía para poder estar al lado de la persona que
siempre ha querido: David.
Años después y juntos ya al fin, cercana a la fecha que les unirá aun más sus días,
David y Nerea regresan a San Esteban de Nogales a recordar uno de los sitios,
ahora escondido y carcomido por la maleza y las ruinas: su monasterio,
donde se escondían para disfrutar de la soledad de su amor, la tranquilidad y la paz de este gran sitio..
¿Cuál es el resultado de juntar a una ingeniera con un profesor de educación física?
Una mezcla magnífica y una combinación que lo tiene todo.
David: es la locura, la diversión, deportista al 100%, un ser tranquilo y sin reparos de ningún tipo.
David busca la actividad, lo dinámico..
Nerea: muestra la parte racional, la inquietud, la inteligencia. Busca la tranquilidad
(una buena lectura, calorcito y un poquito de sol..)
Son el acople perfecto. Porque pese a que cada uno tiene sus aficciones,
ambos intentan esforzarse y poner de su parte para compartirlas y disfrutar de la vida sin separarse.
Noemie!!!! Nos encanta
Estamos encantados con tu reportaje, las fotos del «cine» y de los molinos son geniales, no paramos de reírnos al verlas. Del túnel… lo único que no se ven las arañas ;). Las del río, puente, convento son preciosas 🙂
Vamos que están todas muy muy bien.Encantados de la vida de tenerte de fotógrafa.
Muchos besitos y muuuuchisimas gracias!!!!
¡Una preboda muy completa Noémie!!
Menuda manera de contar una historia. Muy bonita. 😉
Un abrazo.
ohhhh me han encantado son super chulisssssssss